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Micología forense: hongos al servicio de la investigación

¿Qué es la Micología Forense?

La micología forense es una disciplina científica que combina conocimientos de micología, medicina legal y ciencias forenses para utilizar hongos como evidencia en investigaciones criminales, legales y arqueológicas. Este enfoque interdisciplinario proporciona herramientas invaluables para esclarecer situaciones complejas donde otras técnicas pueden resultar insuficientes.

Se trata de una rama forense especializada en el análisis de hongos - colonias, esporas, patrones de crecimiento y características bioquímicas- para extraer información relevante en contextos jurídicos. Esta disciplina permite establecer conexiones entre personas, objetos y lugares, así como estimar intervalos post-mortem o determinar condiciones del entorno en casos de muerte.

Aunque menos conocida que otras áreas como la genética o la balística, su utilidad ha sido demostrada en numerosos casos internacionales.

En este artículo exploramos en profundidad cómo los hongos se pueden convertir en protagonistas ocultos de la escena revelando pistas cruciales. A lo largo del texto, presentamos casos reales donde la micología forense ha sido decisiva.

Horatio Cane

Aplicaciones de la micología la en Investigación Criminal

Determinación del Intervalo Post-Mortem (IPM)

Uno de los usos más importantes de la micología forense es la estimación del tiempo transcurrido desde la muerte o intervalo post-mortem (IPM). Los patrones de colonización fúngica en un cadáver siguen secuencias predecibles que resultan invaluables para los investigadores forenses. Cuando un cuerpo comienza su proceso de descomposición, diferentes especies de hongos lo colonizan en momentos específicos, creando una secuencia biológica que funciona como un marcador temporal natural.

Diversos estudios han establecido correlaciones entre el tiempo transcurrido desde la muerte y la presencia de determinadas especies fúngicas:

  • Primera fase (0-7 días): Predominio de hongos de crecimiento rápido como Mucor spp., Rhizopus spp., Penicillium spp. y Aspergillus spp.
  • Segunda fase (7-30 días): Aparición de Fusarium spp., Alternaria spp. y ciertos Ascomycetes
  • Tercera fase (1-3 meses): Desarrollo de Coprinopsis spp., Coprinus spp. y otros Basidiomycetes
  • Fase avanzada (>3 meses): Presencia de hongos especializados en la degradación de queratina y colágeno como Onygena spp. y Doratomyces spp.

Los patólogos forenses regularmente identifican diversas colonias fúngicas en cadáveres en diferentes estados de descomposición. El análisis detallado de estas colonias, su composición y estado de desarrollo permite establecer cronologías de muerte con notable precisión.

El caso del pozo (Japón, 2006): Un hombre de 71 años fue encontrado muerto en el fondo de un pozo de unos 6 metros de profundidad en su jardín. El rostro del cadáver presentaba colonias visibles de hongos blancos, identificados como Penicillium sp. y Aspergillus terreus. Estos hongos, comunes en el ambiente, suelen colonizar superficies entre 3 y 7 días después de la muerte. La ausencia de larvas de insectos en el cuerpo, junto con el estado de descomposición de los órganos y la información policial de que el hombre había sido visto por última vez 12 días antes, llevaron a los investigadores a estimar que el hombre había muerto aproximadamente 10 días antes del hallazgo.

Otro aspecto fascinante de esta aplicación involucra el estudio de las hifas queratinolíticas. Hongos especializados de géneros como Chrysosporium, Microsporum y Acremonium poseen la capacidad de degradar la queratina presente en el cabello humano, formando canales microscópicos característicos. El patrón, extensión y profundidad de estos canales proporcionan información detallada sobre la antigüedad del fallecimiento, permitiendo a los investigadores determinar con notable precisión cuándo ocurrió la muerte.

Microsporum gypseum colony
Colonia de Microsporum gypseum

Evidencia de Rastreo (Trace Evidence)

Los hongos constituyen una valiosa fuente de evidencia de rastreo en investigaciones forenses gracias a su especificidad geográfica y estacional. Las esporas y comunidades fúngicas presentes en ropa, calzado o vehículos funcionan como huellas biológicas que pueden conectar a un sospechoso con la escena del crimen. Al transitar por diferentes áreas, las personas recolectan inadvertidamente microorganismos característicos de esos entornos.

Las esporas fúngicas poseen una notable capacidad de adhesión a diversas superficies como textiles, cuero y plásticos, permaneciendo fijadas durante periodos prolongados sin alteraciones significativas. La distribución particular de especies fúngicas permite a los investigadores establecer asociaciones precisas entre ubicaciones o momentos específicos del año, proporcionando contexto temporal y espacial crucial.

Caso Lakenheath (Reino Unido, 2002): En este impactante caso, dos niñas fueron asesinadas en un bosque. Los investigadores encontraron en las ruedas del vehículo de un sospechoso esporas de un hongo específico que solo crece sobre ortigas (Urtica dioica) muertas. Este mismo hongo fue hallado en las ortigas cercanas a la escena del crimen, lo que proporcionó una evidencia crucial que permitió vincular al sospechoso con el lugar de los hechos.

Este valor probatorio se incrementa significativamente cuando se identifican especies raras o con distribución geográfica limitada. Ciertos hongos crecen exclusivamente en asociación con plantas particulares o bajo condiciones ambientales muy específicas, convirtiéndose en evidencia altamente discriminatoria. Cuando los investigadores encuentran estas esporas distintivas en pertenencias de un sospechoso que niega haber estado en el lugar correspondiente, obtienen evidencia científica que puede resultar determinante en procesos judiciales.

Escena de investigación forense
Escena de investigación forense

Aplicaciones en Medicina Forense y Toxicología

La micología forense desempeña un papel relevante en el peritaje médico-legal cuando se investigan posibles casos de negligencia sanitaria. La presencia de ciertos hongos en entornos clínicos puede ser indicativa de fallos graves en los protocolos de bioseguridad, ventilación o esterilización.

Por ejemplo, infecciones nosocomiales causadas por Aspergillus fumigatus o Candida auris han sido documentadas en hospitales con deficiencias estructurales o sistemas de aire acondicionado contaminados. En estos casos, los peritos forenses especializados en micología analizan muestras ambientales (aire, superficies, instrumental quirúrgico) y biológicas (tejidos infectados del paciente) para establecer un vínculo causal entre la infraestructura hospitalaria y la infección.

Estos hallazgos pueden ser clave para determinar responsabilidades legales en juicios por mala praxis, especialmente cuando se demuestra que la exposición fúngica era prevenible con medidas de higiene adecuadas o un mantenimiento riguroso de las instalaciones.

Detección de micotoxinas en intoxicaciones

Otra aplicación crucial de la micología forense en el ámbito toxicológico es la identificación de micotoxinas en casos de envenenamiento, ya sea accidental, criminal o suicida. Las micotoxinas son compuestos tóxicos producidos por hongos filamentosos como Aspergillus, Fusarium o Penicillium, y pueden encontrarse en alimentos mal almacenados, piensos, o incluso suplementos naturales contaminados.

En toxicología forense, el análisis de sangre, orina, hígado u otros tejidos puede revelar la presencia de toxinas como:

  • Aflatoxinas (producidas por Aspergillus flavus), altamente hepatotóxicas y cancerígenas.
  • Ocratoxina A, que afecta principalmente a los riñones.
  • Tricotecenos, capaces de provocar síntomas gastrointestinales, neurológicos y dermatológicos.

Además, en casos de ingesta de hongos venenosos, como Amanita phalloides, los forenses buscan compuestos como la amanitina, responsable de insuficiencia hepática fulminante. La detección oportuna de estas sustancias en víctimas puede ayudar a determinar la causa de muerte, la vía de exposición, y si hubo intención dolosa, lo que resulta esencial en contextos judiciales.

Casos Ambientales y de Salud Pública

La micología forense extiende su aplicación al ámbito de litigios ambientales y casos de salud pública relacionados con hongos tóxicos. Esta rama ha ganado relevancia ante el aumento de problemas respiratorios en edificios húmedos y demandas por exposición a micotoxinas en diversos entornos. El género Stachybotrys, comúnmente conocido como "moho negro", es protagonista de numerosos casos legales por daños pulmonares.

Este hongo prospera en materiales de construcción con celulosa expuestos a humedad constante, multiplicándose especialmente tras inundaciones o filtraciones prolongadas en edificaciones. Los expertos en micología forense analizan estos entornos mediante cultivos ambientales estratégicamente distribuidos para determinar concentraciones y especies fúngicas presentes.

La microscopía de esporas en muestras de polvo revela la carga fúngica a la que han estado expuestos los ocupantes, mientras que estudios bioquímicos avanzados identifican y cuantifican micotoxinas específicas como las satratoxinas producidas por Stachybotrys chartarum. Esta evidencia científica resulta crucial tanto para resolver disputas legales sobre responsabilidades en casos de "edificios enfermos" como para establecer estándares de remediación y prevención.

El moho toxigénico es un tipo de moho que libera micotoxinas, compuestos tóxicos que afectan la salud de humanos y animales.

Caso Jividen (Florida, 2021): La familia Jividen residía en un complejo del sur de Florida con una grave infestación de moho toxigénico. Tras años de quejas ignoradas por filtraciones y humedad, varios miembros desarrollaron problemas de salud serios, como afecciones respiratorias y deterioro cognitivo. La micología forense fue clave para el caso: un informe ambiental independiente identificó especies peligrosas como Aspergillus y Stachybotrys chartarum, demostrando la antigüedad y el impacto de la infestación. En 2021, la familia alcanzó un acuerdo extrajudicial por 48 millones de dólares. El caso reforzó la responsabilidad legal de arrendadores y destacó el papel central de la evidencia fúngica en litigios ambientales.


Aplicaciones de la Micología en Investigaciones Arqueológicas

Liquenometría

En contextos arqueológicos y forenses de enterramientos antiguos, la micología forense desempeña un papel clave en la reconstrucción histórica. Los líquenes actúan como relojes biológicos naturales: cuando los restos óseos han estado expuestos durante largos periodos a la intemperie, pueden ser colonizados por líquenes de géneros como Caloplaca o Lecanora.

Midiendo el diámetro de estas colonias y conociendo su tasa de crecimiento anual, es posible estimar con bastante precisión el tiempo mínimo de exposición de los huesos al ambiente, lo que aporta datos fundamentales sobre el momento y las condiciones del enterramiento.

Caso "Toros de Guisando" (Ávila, España, 2009): Los Toros de Guisando son esculturas zoomorfas talladas en granito, datadas entre la segunda edad de Hierro y la época prerromana pero cuya cronología ha sido objeto de debate. En un estudio realizado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), se aplicó la liquenometría para estimar su antigüedad. Se midieron líquenes del género Buellia tesserata presentes en las esculturas, y se determinó una tasa de crecimiento de 0,15 mm/año. El diámetro máximo observado fue de 169 mm, lo que sugiere una exposición de aproximadamente 563 años, sugieriendo que las esculturas permanecieron a la intemperie desde mediados del siglo XV

Toros de Guisando, Ávila
Una de las esculturas de los 'Toros de Guisando' en Ávila

Análisis Tafonómicos

La tafonomía en micología forense estudia los procesos de colonización fúngica que afectan a los organismos después de la muerte, proporcionando valiosa información sobre el intervalo post-mortem, las condiciones de enterramiento y posibles manipulaciones de los restos. Los cuerpos en descomposición desarrollan patrones predecibles de sucesión fúngica que pueden ser documentados científicamente y utilizados como bioindicadores temporales.

Estos estudios permiten a los investigadores forenses reconstruir eventos posteriores a la muerte mediante la identificación de especies fúngicas específicas asociadas con diferentes etapas de descomposición y condiciones ambientales.

El proyecto Taphos-M (2009-2012) representa un hito en esta disciplina, donde investigadores españoles analizaron la colonización fúngica en cadáveres de cerdos bajo condiciones controladas. Utilizando metodologías específicas, identificaron 30 géneros de hongos y establecieron correlaciones entre especies fúngicas y variables como tiempo post-mortem, profundidad de enterramiento y condiciones del suelo. Sus hallazgos se aplicaron exitosamente en casos forenses reales en el norte de España (2015-2017), transformando los análisis tafonómicos fúngicos de estudios experimentales a herramientas fundamentales en investigaciones criminales contemporáneas.

En un caso de homicidio ocurrido en Galicia en 2017, vinculado al proyecto Taphos-M, se aplicaron técnicas de micología forense para esclarecer la cronología del crimen. El análisis de hongos presentes en los restos y el suelo, como Cladosporium y Alternaria, reveló que el cuerpo estuvo expuesto al aire entre 48 y 72 horas antes de ser enterrado. Además, se detectó cal mezclada con tierra, lo que generó un ambiente alcalino propicio para ciertos hongos específicos. Estos hallazgos desmintieron la coartada del sospechoso, quien alegaba no estar presente en la región, y proporcionaron una prueba científica clave en el proceso judicial.

"Setas de Fosas"

Ciertos hongos, conocidos como "setas de fosas", pueden indicar la presencia de enterramientos antiguos. Especies como Hebeloma aminophilum y H. vinosophyllum han sido documentadas creciendo sobre entierros antiguos. La presencia de estos hongos específicos puede señalar anomalías en el suelo donde hubo materia orgánica en descomposición. Estos marcadores biológicos son particularmente útiles en arqueología para localizar enterramientos no documentados o fosas comunes históricas.

Los micólogos forenses colaboran con arqueólogos para interpretar estos indicadores fúngicos, creando mapas de distribución que pueden guiar excavaciones y contribuir a investigaciones históricas de gran relevancia.

La literatura científica ha registrado varios casos notables donde hongos indicadores de enterramientos, conocidos como "setas de fosas", han sido fundamentales en investigaciones forenses:

  1. Caso de Holanda (1999): Arqueólogos forenses en la Universidad de Ámsterdam documentaron la presencia de Hebeloma vinosophyllum creciendo en formación circular sobre lo que posteriormente se confirmó como una fosa común de la Segunda Guerra Mundial. El patrón de crecimiento del hongo llevó al descubrimiento de restos humanos que habían permanecido sin documentar durante más de 50 años.
  2. Investigación de Miklós Tóth (2013): En Hungría, este micólogo documentó el crecimiento abundante de Hebeloma aminophilum sobre una zona boscosa donde posteriormente se encontraron restos humanos enterrados aproximadamente 15 años antes. El caso confirmó la selectividad de esta especie por suelos enriquecidos con compuestos nitrogenados derivados de la descomposición humana.
  3. Caso "Orchard Grave" (Nueva Zelanda, 2008): Investigadores forenses utilizaron la presencia inusual de Hebeloma syrjense para localizar una tumba clandestina en un huerto de manzanos. La distribución anómala de este hongo, que crecía en un patrón rectangular distintivo, llevó al hallazgo de un cuerpo enterrado 7 años antes.
  4. Trabajo de Hawksworth y Wiltshire (2015): En un caso en Inglaterra, estos investigadores documentaron cómo Hebeloma vinosophyllum creció sobre un sitio de enterramiento rural, ayudando a identificar la ubicación exacta de restos humanos en un área de búsqueda previamente extensa. El caso es particularmente notable porque las setas aparecieron durante una temporada de lluvias excepcionales, revelando un enterramiento que había permanecido oculto durante casi una década.

Estos casos demuestran el valor de las "setas de fosas" como indicadores biológicos en investigaciones forenses, especialmente cuando los métodos convencionales de búsqueda son insuficientes o cuando se trata de enterramientos antiguos donde otros marcadores biológicos ya no son detectables.


¿Cómo se analizan las evidencias micológicas?

Recolección de Muestras

El proceso de recolección debe realizarse con extremo cuidado para evitar contaminación. Se utilizan hisopos estériles, espátulas o placas de contacto para muestrear superficies como cadáveres, vegetación o vehículos. Es común emplear cinta adhesiva transparente sobre áreas sospechosas para extraer esporas.

El laboratorio examina prendas y calzado, ya que las esporas pueden recuperarse de ellos mediante técnicas similares a las utilizadas en palinología forense. Se realizan frotis de tejidos blandos o líquidos corporales para cultivo, y se secan pequeñas porciones de cualquier seta encontrada.

Cultivo e Identificación Morfológica

Las técnicas de cultivo son fundamentales para el análisis micológico forense. Las muestras se siembran en medios como agar Sabouraud u otros medios selectivos (DTM, extracto de malta), incubándose a temperaturas de 25-30°C.

El crecimiento micelial resultante se examina macroscópicamente (color, textura, estructura) y microscópicamente (forma de hifas, esporangios, conidios) mediante tinciones específicas. Se emplean claves taxonómicas especializadas para la identificación de hongos ambientales.

Cultivo de hongos en placa de petri
Cultivo de hongos en placa de petri

Técnicas Moleculares

Dada la dificultad de identificar muchas especies fúngicas únicamente por morfología, las técnicas moleculares son cada vez más importantes. Se extrae ADN fúngico de cultivos o directamente de muestras biológicas. Se amplifican mediante PCR regiones ribosomales ITS (como ITS1-5.8S-ITS2) o genes específicos.

La secuenciación de estos fragmentos y su comparación con bases de datos (como GenBank o UNITE) permite identificar la especie con gran precisión. Recientemente se utiliza metabarcoding masivo (secuenciación masiva de amplicones fúngicos) para caracterizar comunidades fúngicas completas en muestras ambientales.

Análisis Químico

En casos de intoxicaciones o uso de alucinógenos se realizan pruebas químicas específicas. Se extraen metabolitos de tejidos o de las propias setas. Se analizan mediante técnicas como cromatografía de gases (GC-MS) o cromatografía líquida de alta eficacia (HPLC, HPTLC). La detección de compuestos específicos como ergotaminas o amatoxinas (α/β-amanitina) puede confirmar envenenamientos particulares.

Interpretación de Resultados

La interpretación de los resultados micológicos en contexto forense es crucial. Se comparan los perfiles de especies u hongos aislados en evidencias (como el cuerpo de una víctima) con los del escenario o indicios relacionados con sospechosos.

La concordancia de especies raras puede vincular lugares o personas con escenas de crimen. Las diferencias en abundancias de especies pueden proporcionar pistas relevantes.

La ecología específica de cada especie informa la interpretación: si un hongo crece exclusivamente en otoño, se puede deducir que el evento ocurrió en esa temporada.


Retos y Futuro de la Micología Forense

Desafíos Actuales

A pesar de su considerable potencial, la micología forense enfrenta actualmente varios desafíos significativos. Existe una notable escasez de especialistas con formación dual en micología y ciencias forenses, limitando la aplicación práctica de esta disciplina en investigaciones criminales. Se evidencia también una urgente necesidad de estandarización en los protocolos de recolección y análisis de muestras fúngicas, lo que dificulta la comparación de resultados entre diferentes laboratorios e investigaciones.

Las bases de datos sobre distribución geográfica y ecología de especies fúngicas requieren expansión y actualización constante para aumentar su utilidad forense. Adicionalmente, persiste un conocimiento limitado sobre los patrones de sucesión fúngica en diferentes condiciones ambientales y climáticas, factor crucial para la precisión en la estimación del intervalo post-mortem y otras determinaciones forenses.

Perspectivas Futuras

El horizonte de la micología forense se muestra particularmente prometedor gracias a diversos avances tecnológicos y científicos en desarrollo. Las técnicas moleculares de identificación fúngica evolucionan hacia métodos más rápidos, precisos y económicamente accesibles, incluyendo tecnologías de secuenciación portátiles aplicables directamente en escenas del crimen.

La comunidad científica internacional trabaja activamente en la creación de bases de datos globales de referencia que documenten perfiles fúngicos regionales específicos, incorporando datos ecológicos, genéticos y morfológicos integrados. Los avances en inteligencia artificial y aprendizaje automático están permitiendo el desarrollo de sistemas expertos para la interpretación de datos micológicos complejos y el reconocimiento de patrones significativos en investigaciones forenses.

Se observa también una creciente integración de la micología forense en los protocolos estándar de investigación criminal, con programas de formación especializada emergiendo en instituciones académicas y forenses de diversos países. Esta evolución multidisciplinar posiciona a la micología forense como una herramienta cada vez más valiosa en el arsenal de técnicas modernas para la resolución de casos criminales complejos.


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